En el anterior post vimos el tema del Yo y sus envolturas
materiales, en el presente hilo veremos algunos apuntes sobre los instrumentos
mentales del ego. Así como no debemos cometer el error de pensar que somos solo
un cuerpo y admitimos que somos alma, tampoco debemos confundir los estados
mentales con nuestra esencia profunda.
La mente en sus varias fases y planos es sólo un instrumento
del Yo. El ser humano tiene tres principios mentales o subdivisiones de la
mente, inferiores al plano del Espíritu. El Yo es Espíritu, pero sus principios
mentales son de orden inferior
El primer principio mental es la mente instintiva, que el
hombre posee en común con los animales. Es el primer principio mental que
aparece en la escala de la evolución. En sus fases inferiores, la conciencia es
apenas perceptible, y sólo se manifiesta la mera sensación. La mente instintiva
opera con mucha eficacia en la dirección y mantenimiento de la vida animal de
nuestros cuerpos, pues tienen a su cargo esta parte de nuestra existencia.
Atiende a la obra constante de reparación, reemplazo, cambio, digestión,
asimilación, eliminación y demás funciones fisiológicas inferiores a la
conciencia ordinaria. Esta parte de la mente es también la sede de los
apetitos, pasiones, deseos, instintos, sensaciones Además de las funciones
automáticas e instintivas esta mente acumula las experiencias de todas las
generaciones pasadas, es la memoria ancestral.
El plano inmediato superior al de la mente instintiva, está
el intelecto, esta es la parte de la mente que razona, analiza y piensa. Esta
parte tampoco es el Yo sino uno de sus instrumentos.
El tercero y superior principio mental es la mente
espiritual, la cual es el origen del genio, inspiración,
"espiritualidad" y lo superior de nuestra estructura mental. Todos
los grandes pensamientos e ideas flotan en la mente espiritual y de ella
procede el desenvolvimiento de la humanidad. Es la mente superior pero no es el
Yo.
El Raja Yoga se ocupa del desarrollo de estos principios
mentales a través de el ejercicio constante de los mismos como instrumento que son
y los cuales deben trabajar a nuestro favor y no en contra. Por ejemplo,
nuestros hábitos que se alojan en nuestros principios mentales deben poder ser
elegidos a voluntad y eliminados cuando sea necesario. No somos nuestros
hábitos, ni nuestros pensamientos ni nuestras emociones, ni siquiera nuestros
sentimientos todo se puede trabajar y cambiar si es necesario.
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