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Conceptos esotéricos ;El Yo esencial.


El Yo esencial.


La investigación para este artículo me ha llevado a muchas calles sin salida. La búsqueda de una aproximación a una definición del Yo esencial, me ha resultado compleja. Por supuesto que no aspiraba a definir el Yo, eso sería demasiado, pero si creo haber podido presentar de manera ordenada las principales corrientes de pensamiento sobre este tema visto desde el ángulo ocultista.
Paso entonces a describir algunas de estas.

El Yo y el cuerpo.

Esta es la primera identificación de lo que es el yo, diría casi a nivel popular, yo soy este cuerpo. Siendo esta la primera identificación es también la más fácilmente descartable. Imagine que su yo es su cuerpo, ¿en que parte de su cuerpo estaría? ¿en una mano? ¿en una pierna? ¿en el cerebro?

La identificación del yo con el cuerpo se desmorona cuando vemos que a una persona que le tienen que amputar las dos piernas, no pierde su concepto de yo, hasta a las personas que tienen terribles accidentes en las que el cuerpo es terriblemente dañado, el concepto de yo sigue sin ningún cambio.
Si identificamos el yo con el cuerpo, a qué cuerpo nos referimos, al de cuando tenemos dos meses, al de los cincuenta años, al de los quince, convengamos que nuestro cuerpo va cambiando completamente a lo largo de nuestra vida y el concepto del yo parece no cambiar con los cambios que afectan al cuerpo, el que está, y en eso hay consenso, en continuo cambio.

Se podría pensar que la parte del cuerpo que es nuestro yo es el cerebro, este órgano también cambia con el correr del tiempo, puede fallar la memoria, podemos olvidar nuestros recuerdos pero seguimos teniendo claro nuestro concepto de yo, inclusive si no recordamos nuestro nombre por alguna enfermedad como puede ser el Alzheimer.

El Yo y los pensamientos

Muchas personas creen que sus pensamientos son el refugio de su yo, que su mente, ahora entendido como un ente separado de su cerebro físico, es el refugio de su Yo. El problema que tiene esta hipótesis es la de que los pensamientos siempre cambiantes no pueden ser nuestro yo, ¿cuál de todos los pensamientos variados, contradictorios a veces y siempre cambiantes son nuestro yo?

Otro problema aún más espinoso enfrenta esta hipótesis ¿cómo somos los creadores y la creación al mismo tiempo? Es decir a los pensamientos los tiene que pensar alguien no, entonces los pensamientos no pueden ser el yo, hay algo más allá del pensamiento.

El Yo y los sentimientos y/o las emociones.

Están quienes piensan que el Yo es el conjunto de nuestras emociones y sentimientos, que estos nos definen. Esto se choca con los dos problemas que tienen los pensamientos, ¿quién siente? ¿quién se emociona? Tiene que haber algo más allá de los sentimientos y emociones. Además nos encontramos que tanto los sentimientos y aún más las emociones, cambian pero no sentimos por ello que pasemos a ser otra persona porque cambian nuestros sentimientos.

Si nos entrenamos lo suficiente en la meditación se puede ver de manera clara esta diferencia entre los pensamientos, sentimientos y emociones. Gracias a una atención clara y entrenada se puede ver el fluir de los pensamientos, de los sentimientos y emociones, y notar claramente que nuestro Yo esencial es el observador y ve pasar todo esto como ajeno sin que lo afecte más que a nosotros ver una película de cine. Recomiendo llegar a esto ya que es muy refrescante descansar de nuestra mente que la mayor parte del tiempo se encuentra desbocada y nos engaña y nos hace padecer con cosas que no pertenecen a nuestro Yo esencial.

El Yo y la personalidad

De manera de salvar el impedimento de la identificación del Yo por de la transitoriedad de pensamientos y sentimientos, surge otra idea que es la de identificar al Yo con la personalidad, vista ésta como más estable que los pensamientos y los sentimientos o las emociones.
Pero aunque la personalidad pueda no ser tan variable como una emoción sigue siendo lo suficientemente variable para no ser el Yo esencial, la personalidad cambia, evoluciona y sigue sus propias pautas. Tampoco esta es el Yo esencial.

Si sabemos separarnos de nuestros pensamientos, verlos ir y venir, cambiar, mutar así como sentir un día de una manera y al siguiente de otra, tendremos a nuestro observador atento. Para ello debemos sentir un desapego de nuestras opiniones, sentimientos, emociones, rasgos de personalidad , verlos como externos, porque lo son, son solo una producción de nuestro yo pero no son el Yo.

Solo si llegamos a ese punto veremos emerger a nuestro Yo esencial que es este silencioso observador.

Nuestro Yo es el que mira, sin sentir ni padecer, sin necesidad de opinar ni de tener la razón. Es el que sabe que aunque le corten una pierna al cuerpo o envejezca, o este gordo o delgado no cambiará. El que no cambiará aunque nos quedemos ciegos, sordos o perdamos la memoria, o cambiemos de opinión, o nuestros sentimientos, que ahora pueden ser tan importantes, en realidad pasan y veamos que no son nosotros mismos.

En el fondo todos sabemos esto, solamente hace falta recordarlo.

Lo siguiente es que el Yo ya no importe y podamos fundirnos con el todo.





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